maderne / crítica literaria e teatral... E POLÍTICA

un espazo para partillar críticas, comentarios, reseñas e outros documentos sobre literatura, teatro, arte, cultura..., amenizado por Manuel F. Vieites




domingo, 25 de julio de 2021

By heart, de Tiago Rodrigues, na revista ADE/Teatro.



No número 184 da revista ADE/Teatro, que teño a honra e o privilexio de dirixir, publicamos un texto de Tiago Rodrigues, By heart, que vai precedido dunha magnífica presentación de Alexandra Moreira da Silva, profesora na Université Sorbonne Nouvelle, Paris III. Un introito necesario para un texto excelente, que constitúe unha brillante e vibrante declaración de amor pola literatura e pola tradición oral, tamén unha mostra da paixón humana por ler e saber de historias, contos e lendas. Só por ler o texto vale a pena mercar unha revista que ademais está chea de interesantes traballos, coma sempre. Entre eles, unha fantástica recreación gráfica de Luces de Bohemia da man do profesor César Oliva. Só por 13 euros. 

 

Como complemento ao traballo da profesora Moreira da Silva, e como responsable da versión en castelán do texto de Tiago Rodrigues, escribimos a nota que segue, na que damos conta dos moitos camiños que nos invita a percorrer By heart. Entre eles, os andados por aquel escritor francés de Laval, de nome Pierre Menard, do que deu conta Jorge Luis Borges en 1939 na revista Sur. Velaí razóns para o título da nosa nota, que vai en castelán, na lingua en que se edita a revista. 

 

Tiago Rodrigues, autor de Cándida

(Nota de edición)

 

Manuel F. Vieites

 


Un être qui connaît un livre par cœur est invulnérable, 

c’est plus qu’une assurance vie, 

c’est une assurance sur la mort!

George Steiner

 

No sirvo para hacer paredes, me gustan más echadas abajo.

Julio Cortázar

 

Me llegó, el texto, de la mano de Fernando Matos Oliveira, profesor en la Facultad de Letras de la Universidad de Coímbra, Portugal, y director de la Colección Dramaturgia, que edita la imprenta de esa Universidad, en la que a día de hoy han publicado un buen número de piezas dramáticas. Se incluía en un volumen pequeño, con una edición muy cuidada, de capas sencillas y hermosas, que da sentido al sintagma “de bolsillo”, en un papel excelente (Coral Book Creme, 110 grs). Es fácil llevarlo encima, es manejable, y provoca al abrirlo, al ojearlo. La primera edición, de 2016, se agotó de forma casi inmediata, y en 2018 llegaba la segunda, hecho inusual, nos recuerda el editor, para el caso de la creación dramática.

 

Bajo el título de By heart e outras peças curtas, acoge lo que el profesor Matos Oliveira define como “conjunto singular de piezas cortas”, y en el primer adjetivo encontramos una adecuada definición del contenido, si por singular entendemos aquello que es único en su especie; tal es, un manual de dramaturgia, práctico, brillante en la ideación y en la concreción de su materia y de sus materiales. Singular también en la lectura que todas esas piezas breves prefiguran, que ha de ser activa, pausada, y resulta muy exigente, incluso a nivel físico. Más aún en lo cognitivo, en las múltiples preguntas que asoman a cada paso, y para las que seguramente no tengamos todas las respuestas. Como ejemplo, la titulada Entrelinhas, segundo en el volumen, y de la que Luis Mestre, en el posfacio con que se cierra el libro, dice estar escrita “a varias manos”, y en la que toma pleno sentido todo cuanto se escribió sobre el acto de leer como gesto creativo, y por la misma razón cuanto enseñó Paulo Freire en relación a la lectura como acto político de transitividad crítica, en el que la(s) realidad(es) se desvela(n) y se revela(n). 

 

Como nota al margen, se podría comentar la idea de Georges Jean sobre el valor de la escritura como archivo de la humanidad (L’écriture, mémoire des hommes, 1989), o algún trabajo de David R. Olson (The World on Paper, 1994) o Alberto Manguel (A History of Reading, 1996), en tanto muestran y demuestran la función cognitiva y epistemológica de la escritura y la lectura, y en qué medida esta última configura la mente, arma su arquitectura, como sostiene Peter Carruthers (The Architecture of the Mind, 2006). 

 

El conjunto me cautivó. A los pocos días envié una crónica a la sección de libros de esta revista, ADE/Teatro, para presentar el volumen y compartir la sorpresa provocada por siete textos (7) magníficos, hermosos, profundos, dotados de una compleja parsimonia y muy marcados por la huella de lo cotidiano, de la poesía (y/o la tragedia) que emerge de las pequeñas cosas, también de esas huellas que dejan en nosotros otros textos, otras presencias y/o ausencias. De ahí su trascendencia. El acto de leer aparece como un diálogo necesario, aunque imposible a veces, entre voces varias.

 

Por razones dispares, By heart me fascinó. Con y en su lectura, visioné varias veces el capítulo 4 de la serie Of Beauty and Consolation (una hora, diecinueve minutos y nueve segundos), en el que Wim Kayzer entrevista a George Steiner, y con él emergen tantas y tantas voces e ideas, que es preciso repensar y/o recuperar para tomar conciencia de cuanto se nos traslada. Así, la historia de Boris Pasternak, o las de Osip Mandelstam y de Nadezhda Yákovlevna Khazina. Con la del primero, nos llega la del soneto número treinta de William Shakespeare, poema que ha sido objeto de numerosas versiones, aunque por motivos de proximidad con la versión portuguesa, hemos tomado la de Antonio Rivero Taravillo, publicada por Alianza Editorial en 2011, siendo edición segunda y revisada de una primera de 2008. Un soneto que contiene una voz que en el duelo del pasado, en su reencuentro doloroso con él (“voy de pena en pena, contando los gemidos ya gemidos, que nuevamente pago a la tristeza”), parece encontrar el consuelo preciso, el fin del penar. Y así se provoca una suerte de catarsis de integración, que diría Jacob L. Moreno, cuando los diez espectadores dicen los catorce versos del soneto.

 

Con y en la lectura, también volvieron páginas ya leídas de Farenheit 451, de Brad Bradbury, novela editada Minotauro con traducción de Francisco Abelenda (en realidad Francisco Porrúa Fernández, un gallego de Corcubión criado en Comodoro Ribadavia, Argentina), aunque visité igualmente alguna otra, y sí, también del portugués. Y es que el texto que presentamos viene a ser una especie de hipertexto que, con la inmersión progresiva en toda su complejidad, invita a múltiples pausas para visitar otras plazas y andar otras avenidas y sinuosas veredas, recuperar viejos libros. Francis Scott Fitzgerald, por ejemplo, incluso Anna Akhmatova, poeta acmeísta (“Terror, fingering things in the dark…”, así comienza un poema fascinante). Y así se construye un notable ejercicio de intertextualidad, en el que cobra un valor enorme el concepto de lectura como apropiación textual, como mecanismo cognitivo y meta-cognitivo, que es lo que permite dar forma, sentido y significado a las palabras, y a lo que nos provocan las palabras. Lectura o lecturas, porque cada actualización o recuperación de lo leído, supone ampliar miradas. 

 

En la lectura también retornaron algunas imágenes poderosas de algún espectáculo que dejó huella en mi memoria. Entre ellos el titulado Point Blank, de la compañía belga tg STAN, que recuerdo haber visto en Braga, seguramente en 1998 y en el Teatro Circo, en su caja escénica. Había en aquel trabajo una concepción, una disposición, una magia, que todavía hoy me siguen fascinando, y que como supuesto theōrós aún me provoca tantas y tantas preguntas sobre el ejercicio de la interpretación, sobre la (re)(de)construcción de la(s) convención(es). Y aquí y allá, por razones aún no bien calibradas, emerge el nombre de Jorge Luis Borges, y sus mundos, tan ávidos de palabra y tan parcos en ellas, sus senderos que se bifurcan sin cesar, o la biblioteca imposible e infinita (que otros llaman universo) y que él sitúa en un Babel incógnito; de ahí el recuerdo de frases agradecidas de Cortázar a su primer editor, tan decisivo como lo fue Paco Porrúa. Los tres, traductores, de quienes tanto aprender.

 

Y hablando de traducción, tal vez no esté de más decir que el verbo “decorar” con el significado de aprender de memoria y con el corazón (del latín “cor”), se solía utilizar con frecuencia en castellano antiguo y con ese sentido. En el Corpus del Nuevo Diccionario Histórico del Español (Real Academia Española) encontramos el vocablo. Y así en el Libro de los cien capítulos (o Dichos de sabios en palabras breves), podemos leer: “El enseñamiento añade en el seso, e el decorar retiene el saber…”. Un libro compuesto en torno a 1280, vinculado a la literatura sapiencial y supuestamente instigado por Alfonso X de Castilla, dicho “el Sabio”. 

 

Con todo, el eje central en By heart será la historia de Cándida, o mejor, la creación de Cándida desde los recuerdos y las palabras de su nieto, que comparte con todos quienes participan en ese acto de comunión escénica, más especialmente aquellos que justo al final comulgan con Shakespeare. Por eso podemos hablar de Tiago Rodrigues como autor de Cándida, pues es él quien la (re)escribe, le confiere cuerpo y alma en su evocación, y quien la inscribe en el aquí y ahora del lector, o del espectador. Con ese gesto, profundamente político, y como dijera nuestro recordado Rafael Dieste (La vieja piel del mundo, 1936), muchas historias entran en danza; las historias de vida de tantas personas que enfrentan unas circunstancias, en ocasiones trágicas, en las que el libro, la literatura, la lectura, la memoria, van a jugar un papel importante. Tal vez porque los seres humanos somos palabra y palabras, y la memoria también está hecha de/con palabras.

 

Por eso nos atrevemos a señalar que By heart acaba siendo un acto de amor incondicional por la vida y la palabra, celebración del vivir y de la literatura, de las posibilidades que el teatro nos ofrece para el encuentro, y en él, llenarnos de vida y de memoria, como bien señala George Steiner en la cita que situamos en el inicio de la presente nota. Y nada puede haber más importante que la vida y sus memorias, palabras. 

 

El Soneto XX de Shakespeare desempeña un rol central en la ideación y en el tramado de esta pieza, y en él la voz que habla referirá un “dear friend”, tras cuya evocación todo penar desaparece. Cabría preguntar quién podría ser ese “amigo querido” que evoca el texto, y seguramente podamos pensar en nosotros, las personas que lo leemos (e incluso lo aprendemos mientras leemos), e igualmente en esas diez personas que suben o entran al escenario para aprender y decir el poema, pero también en todas las que, conformando el público, participan activamente de tal desempeño, incluso con cierta inquietud ante los resultados del mismo. Tal vez ese “amigo querido” sea entonces el teatro, casa de palabras. Tal vez. Así Cándida vence a la muerte, y habitará para siempre en nuestro recuerdo, hecho también con sus palabras. (FIN)

 

Un recurso central do texto vai ser o soneto XXX de William Shakespeare:


When to the sessions of sweet silent thought

I summon up remembrance of things past,

I sigh the lack of many a thing I sought,

And with old woes new wail my dear time’s waste:

Then can I drown an eye, unused to flow,

For precious friends hid in death’s dateless night,

And weep afresh love’s long since cancelled woe,

And moan the expense of many a vanished sight:

Then can I grieve at grievances foregone,

And heavily from woe to woe tell o’er

The sad account of fore-bemoaned moan,

Which I now pay as if not paid before.

But if the while I think on thee, dear friend,

All losses are restored, and sorrows end.

 

E lembrando poemas, velaquí outro de Christopher Marlowe, quizais un dos máis fermosos da literatura inglesa, unha celebración do amor (e da literatura):

 

Come live with me and be my love,

And we will all the pleasures prove

That valleys, groves, hills, and fields,

Woods or steepy mountain yields.

 

And we will sit upon the rocks,

Seeing the shepherds feed their flocks,

By shallow rivers to whose falls

Melodious birds sing madrigals.

 

And I will make thee beds of roses

And a thousand fragrant posies,

A cap of flowers, and a kirtle

Embroidered all with leaves of myrtle;

 

A gown made of the finest wool

Which from our pretty lambs we pull;

Fair lined slippers for the cold,

With buckles of the purest gold;

 

A belt of straw and ivy buds,

With coral clasps and amber studs:

And if these pleasures may thee move,

Come live with me and be my love.

 

The shepherds’ swains shall dance and sing

For thy delight each May morning:

If these delights thy mind may move,

Then live with me and be my love.

viernes, 23 de julio de 2021

Ata sempre, compañeiras e compañeiros da Área de Teoría e Historia da Educación. Facultade de Educación e Traballo Social. Universidade de Vigo.



Fin dun ciclo docente inesquecible na Universidade de Vigo (2010-2021).

Manuel F. Vieites

O día 22 estivemos en Pereiro de Aguiar, nun xantar co que as compañeiras e os compañeiros da Área de Teoría e Historia da Educación, Facultade de Educación e Traballo de Ourense, agasallaron aos dous profesores asociados que finalizamos a nosa andaina na Universidade de Vigo. Eu un deles. 

Unha institución, a UVigo á que lle estou particularmente agradecido pois nos anos en que me acolleu (1997-2001, e 2010-2021) puiden contar con medios e recursos para desenvolver plenamente o meu labor investigador, e cos que non se conta canto se traballa de forma independente, por libre, na periferia, ou en centros educativos no que non se potencia o traballo investigador, tan importante para o progreso da sociedade e da propia educación. 

Bo será agradecer o xantar, pero tamén deixar constancia do orgullo de ter formado parte da Área, e do moito, moito, moito..., que nos alimentou dar clases na Facultade nos últimos once anos e do felices que fomos nesa actividade, a pé de aula e co xiz na man. 

No meu caso, tamén supuxo un reencontro pleno coa Pedagoxía, especialmente relevante, pois retomei algunhas investigacións que estaban medio esmorecidas cando non abandonadas. En especial volvín atoparme coa Pedagoxía Teatral, o que moito me axudou noutras actividades docentes, pero sobre todo volveu situarme no punto de partida da miña actividade no campo teatral, cando en 1980 comecei a facer teatro escolar no Instituto de Formación Profesional Fernando Blanco de Cee, ou teatro comunitario na Universidade Popular de Corcubión en 1981. Unha maneira, magnífica de pechar un ciclo vital, que agora continuará en varios traballos de investigación en curso centrados na teoría e a historia da educación teatral.

Grazas tamén aos compañeiros e compañeiras da Facultade e ao persoal de administración e servizos de toda a UVIgo, pola magnífica acollida e polo trato recibido en todos estes anos, magníficos e inesquecibles.

Grazas finalmente a todas as alumnas e alumnos con quen tiven o privilexio de compartir aula nestes anos, nos estudos de grao e posgrao. Foi unha honra traballar con todas e todos vós.    


martes, 20 de julio de 2021

32 metros cadrados. Unha peza de Esther F. Carrodeguas

Retrato de parella en pandemia

Manuel F. Vieites

(Crónica publicada en Faro da Cultura, sumplemento cultural de Faro de Vigo)


Este novo texto de Esther F. Carrodeguas, que publica Positivas, e que Butaca Cero converteu en espectáculo, con dirección de Xabier Castiñeira, pode entenderse como mestura entre comedia de situación e de personaxe. A situación aparece configurada polo espazo, pois todo, ou case todo, transcorre nos trinta e dous metros cadrados dun ático (seguramente faiado reconvertido por propietario sen escrúpulos), nos que habita unha parella que quer vivir fóra do común, pero reproduce pautas e maneiras das xentes que habitamos un espazo compartido cheo de clixés, estereotipos, frases feitas, ideas preconcibidas e moito andar ao rego (inda que non o pareza). Dous modelos de composición dramática que se desenvolven en Grecia (Herodas) e Roma (Terencio ou Plauto), que recollen ou exploran autores como Shakespeare, Aphra Behn,  Molière ou Feijoo de Araújo, e que terá influencia certa no agromar da “sitcom”. 

O título da peza, 32m2, define con precisión o marco das peripecias que vive unha parella, Mar e Xan, durante os meses peores da pandemia e do confinamento estrito que padecemos hai pouco máis dun ano. Non se podía saír da casa, os supermercados esgotaban as existencias de papel hixiénico e produtos varios de desinfección, as xentes mercaban cousas por internet e saían ás fiestras e balcóns a aplaudir o desempeño das traballadoras e traballadores da sanidade, algúns partidos aproveitaban para armar tixoladas e manifestacións contra o goberno, escoitabamos as explicacións dun tal Illa e dun tal Simón (falta que Evaristo Calvo e Víctor Mosqueira se poñan ao choio, para facer un espectáculo ben bo), e o teletraballo e a teledocencia mostraban o tamaño real da fenda dixital, moito maior do que se pensaba. Un tempo en que o país, as súas xentes e, sobre todo, a clase política viviron una auditoría xeral da que tanto poderíamos aprender, se fose este un verbo que soubésemos conxugar. E non sabemos. 

Mar e Xan son dous galegos, coma os máis, pois exemplifican formas de entender a existencia que moitas persoas poderían identificar, mesmo coas que se identificar, pois se un semella pousón e miñaxoias a outra afírmase como engule-mundos e botaporela. Unha parella (im)perfecta, como todas, unida por unha cinta elástica, unha flor de plástico e rutinas simbióticas, que mira como a vida pasa, instalada nunha posición ben cómoda: cuestionar todo o que se poña por diante e mesmo o que nin se pon por diante. Pouco sabemos das súas profesións, se é que as teñen, aínda que Mar fai algún comentario laboral pois debe madrugar, nin das súas afeccións, máis alá dunha posición militante contra a televisión e o goberno. Ela dirá canto bota de menos o bar, e puidera ser que a mellor maneira de cualificar a parella fose co sintagma “carne de bar”, mesmo de bar alternativo e contra-hexemónico, que tamén houbo. Lembro O’Lionardo, na Coruña. 

Máis que dous personaxes, no texto operan, dialogan e confrontan dous estereotipos, dous patróns recoñecibles de conduta, pois as formas de vida cotiá que recrean reflicten moitas das pautas que podemos observar na nosa esfera máis inmediata, tamén na propia. Os dous, por exemplo, repiten moito as cousas, como se fosen parvos ou non ouvisen ben, pero abonda ver un “reality show” dos que se fan en España, para comprobar que certos tipos de conduta compulsiva, obsesiva e ritualizada xa forman parte da nosa idiosincrasia. Ora ben, a indeterminación que tan ben caracteriza o texto tamén xera un alto nivel de entropía (trazo da dramática posmoderna, así como a fractalidade), con consecuencias dispares en función de lectoras e lectores, o que pode ser efecto secundario do desenfoque xeral.  

Xan e Mar pasan polas diferentes fases que unha situación de pandemia pode provocar nas persoas, tanto no plano individual como na relación co outro, fases que coñecemos ben por vividas e padecidas, desde a euforia inicial ata a claustrofobia dos últimos días. E polo medio, mesmo sen querelo, van asomando as moitas traxedias que se foron acumulando naquel confinamento terrible que vivimos a partir de marzo de 2020. Unha delas, a morte da tía Conchita. Coa outra remata a peza, para mostrar indefensións que non sempre se saben nin poden levar coa aparente enteireza que a parella quere construír para mellor superar o infortunio. Pois sempre pode haber un banco agardando por nós ao cabo da rúa. 

Balbordos

Na contracapa do volume atopamos un texto de Alain Badiou (Eloxio do teatro) onde o filósofo francés explica que o teatro, nun período de confusión, debe amosar a confusión como confusión. Unha afirmación tallante que, como todas, cómpre poñer en corentena. Máis aínda cando autores como Alfonso Sastre (El drama y sus lenguajes) insisten unha e outra vez na claridade da textura e da “parlatura”, formulando como exemplo o que cabe definir como paradoxo do borracho, sempre cunha fala inintelixible que cómpre facer intelixible. Hai anos no exame de selectividade de lingua inglesa puxeron un texto tan críptico e escuro, que non entendía nin o seu propio autor, e a pouco que se profundara na súa esexese, aumentaba a dimensión do desatino. 

Non é tal o caso desta peza que comentamos, pero ao mellor na mesma hai varios puntos de fuga, polo que as liñas abertas nas diferentes escenas, ao ser moitas, acaban reviradas, sen dirección e descontroladas, o que provoca certas interferencias e ruídos na recepción formal do conxunto, xerando confusión. Pois unha cousa é a marfallada vital que se queira transmitir e outra o barullo pragmático, que deixa algúns cabos sen agulla. Porén, estamos ante un retrato colectivo que paga a pena ler de vagar, e se lle cadra tamén se pode mirar o espectáculo (se é que aínda está en cartel). Dúas opcións moi recomendables.

NOTA: esta é unha recensión dun texto dramático. A foto que a acompaña si que é do espectáculo homónimo. 

domingo, 18 de julio de 2021

Tres deberes en materia teatral para o goberno galego, para gobernar por acción e non por omisión


Un Premio e tres peticións para a mellora do teatro galego

 

Manuel F. Vieites

 

O pasado día 16 de xullo estivemos en Ribadavia para recoller o Premio de Honra da Mostra Internacional de Teatro, que se lle concedeu a Laura Tato Fontaíña e a quen escribe a presente nota. Para este último é unha honra o que se lle concedese tal premio, e máis compartido cunha profesora que tanto ten feito por reconstruír a historia do teatro galego, con estudos sistemáticos e inaugurais, por recuperar a obra dramática de autores como Luís Manteiga ou Xaime Quintanilla, amais de diversos traballos de recuperación da historia de vida de tantas mulleres vinculadas co teatro galego.

 

Para quen escribe esta nota tamén cómpre, xa a título persoal, agradecer ao Concello de Ribadavia o Premio, e máis concretamente o que o Director da Mostra, Roberto Pascual, fixese a proposta. Unha persoa pola que sinto un enorme cariño, pero tamén respecto e admiración polo seu traballo en tantas frontes. Porque amais dos méritos obxectivos que un poida ter para recibir o tal premio, hai outras cuestións, máis subxectivas, que un non pode esquecer e que obrigan a que o agradecemento deba ser aínda maior, moito maior. Grazas Roberto pola xenerosidade e polo sentido último da túa proposta.

 

A persoa que subscribe, cando falou para agradecer o premio fixo tres peticións que tamén paga a pena facer públicas. 

 

1. Lembrando que a acta que recolle a concesión do Premio facía referencia á importancia da investigación teatral, manifestou a necesidade de que Galicia conte cunha Lei Galega das Artes Escénicas, para darlle ao sistema escénico galego a estrutura e os recursos que permitan a súa sustentabilidade e o seu pleno desenvolvemento, e prestar así o servicio público de acceso á cultura nas mellores condicións posibles. 

 

2. Tamén manifestou a necesidade de que esa Lei se desenvolva en diferentes direccións, de partida a través dun Plan Estratéxico para as Artes Escénicas que permita artellar accións concretas orientadas á mellora das condicións en que se presta ese servizo, tan precarias e deficitarias na actualidade. 

 

3. E demandou que nese Plan Estratéxico se contemple unha liña de acción orientada á promoción da investigación escénica, considerando todas as posibilidades que cabería imaxinar, moi especialmente a orientada a promover innovación na creación, para facer do trinomio I+i+C un signo distintivo. Pois se Galicia conta, por exemplo, con investigadores tan destacados como Ángel Carracedo ou Laura Sánchez Piñón no eido da Xenética, o mesmo se podería dicir no eido dese I+i+C escénico a pouco que as administracións se implicasen. Galicia conta xa con vimbios suficientes para ir facendo ese paxe, pero cómpren recursos.

 

Rematamos a nosa intervención lembrando que as artes escénicas tamén xeran riqueza, benestar, desenvolvemento económico e imaxe de país. Os exemplos están á vista de quen os queira ler, e o caso do Festival de Edimburgo pode ser un bo exemplo. Aínda que na hora en que se dixeron tales palabras había un pouco de nordesía no adro da Igrexa de Santo Domingos de Ribadavia, e ao mellor non chegaron aos ouvidos de quen tiñan que chegar, dos que gobernan por omisión e non por acción. Velaí un mal endémico que padecemos en Galicia, os gobernos por omisión, os gobernantes que visten o cargo sen apenas facer nada polo progreso das xentes. En efecto, pois Quod Salmantica non dat, indumenta El Porte Inglés non praestat 

lunes, 12 de julio de 2021

Lembrando a Celso Parada, trinta anos despois da estrea de Misterio Cómico

 


Celso Parada, o actor que aloumiñaba teatros

Manuel F. Vieites

Onte, domingo día 11 de xullo de 2021, estivemos en Quintela, Moaña, máis concretamente no Centro Sociocultural Daniel Castelao, convidados por Isabel Ávila, para celebrar o trinta aniversario da estrea do espectáculo Misterio Cómico, que se presentaba no mesmo lugar un 12 de xullo de 1991. Unha proposta que supoñía a plena consolidación da compañía Teatro do Morcego, integrada pola propia Isabel e Celso Parada, e a consagración deste último como actor. O espectáculo contou coa dirección de Júlio Cardoso, autor e director en Seiva Trupe, do Porto. Actor e director obtiveron o Premio Compostela en cadansúa categoría polo espectáculo. O texto, de Darío Fo, xa fora presentado en 1984 por esta última compañía, na súa versión portuguesa e dirección de Julio Castronuovo, e tendo no propio Cardoso o monologuista único que a peza demanda.

En Moaña puidemos ver unha magnífica reconstrución da gravación orixinal feita no mesmo día da estrea absoluta, e salientaba Isabel Ávila que, habendo outras versións mellores tecnicamente e incluso máis afinadas no traballo do actor, pagaba a pena recuperar aquela primeira gravación pois recollía a vertixe, a emoción e as peripecias múltiples dese inicio de partida que levou o espectáculo a moitas vilas galegas, figurando entre os máis representados na nosa historia teatral pasada e presente.

Foi un acto magnífico, en todos os sentidos, moi especialmente pola posibilidade de volver ver un traballo que, coa perspectiva dos trinta anos transcorridos, invita a múltiples reflexións, todas elas pertinentes. Aínda que a máis relevante quizais sexa a vinculada cos estilos interpretativos, e cos paradigmas en que os estilos se poden situar. Tamén sinalaba Isabel que ao mellor pagaba a pena analizar a xénese e desenvolvemento do proxecto Misterio cómico, moi especialmente nos seus encontros cos públicos e coa crítica, e o modo en que o espectáculo foi madurecendo desde ese estado inicial que onte contemplamos. 

Tamén pagaría a pena analizar a xénese e o desenvolvemento da compañía, en todas as súas etapas e iniciativas, e cos seus espectáculos, como aquel Club da calceta, que Celso dirixe en 2008, a partir dun texto de María Reimóndez. Por aí abrolla un campo de investigación moi substantivo pois o estudo das compañías é unha maneira de reconstruír e inventariar a historia integral do teatro e dos teatros, pero tamén de recuperar patrimonio material e inmaterial. Tarefa urxente para a que cómpren recursos humanos e materiais. 

No caso Teatro do Morcego, hai aspectos diversos de interese, pero seguramente o ámbito central sexa o relativo á traxectoria de Celso Parada como actor, desde aquel magnífico Pai Ubú que facía no espectáculo Ubú rei, presentado en 1988 por Teatro de Ningures e dirección de Etelvino Vázquez, ata traballos como O lazariño de Tormes, no que de novo oficiaba diante do público sen máis aquel que o seu corpo acendido e a súa palabra liberada. Da análise dos seus traballos como actor pódense extraer moitas ensinanzas de proveito para o traballo na escena, mesmo contrastando técnicas e recursos, estilos e paradigmas, como os que se poden documentar noutro dos seus espectáculos máis notables, Os patios da memoria, con dirección de Bernardo Galli, integrante da compañía El Galpón de Montevideo. 

Dicía Júlio Cardoso, nas palabras que dirixiu ao público convocado para a celebración, que Celso Parada, ademais dun grande actor era un home bo. Sen dúbida, e da súa calidade humana tamén dá boa conta o seu traballo teatral, feito cun compromiso innegociable co teatro e coa escena. Un exemplo no que as novas xeracións de actrices e actores ao mellor deberían mirarse. 

Eu destacaría algo máis. Celso era inmensamente feliz na escena, esta constituía para el o seu hábitat natural. Celso gozaba facendo teatro, e no teatro realizábase plenamente como artista, pero tamén como persoa. Xogando, sen máis.

Grazas amigo, polo que nos deches e polo que nos deixas, e ogallá alguén, máis cedo que tarde, se ocupe de recuperar os patios todos das túas memorias todas na escena e para a escena. Un bico e un abrazo forte, meu querido amigo Parada.   

sábado, 3 de julio de 2021

Xosé Manuel Pazos no teatro galego

 


Xosé Manuel Pazos no teatro galego

Manuel F. Vieites


[Volvemos activar este blog, lembrando un amigo moi querido, nunha semana moi especial na súa necesaria lembranza. Un exemplo para todos e todas. E seguiremos semana a semana.]

Nestes días que en Cangas se lembra a figura de Xosé Manuel Pazos, reproducimos un texto publicado no seu día en Faro da Cultura, suplemento de Faro de Vigo. O deseño que acompaña é debido ao escultor Álvaro de la Vega, que colaborou como escenógrafo con Teatro de Ningures nos seus dous primeiros espectáculos. Neste caso trátase dun deseño para unha versión breve de A lección de Ionesco, na que Xosé Manuel Pazos interpretaba ao Profesor. 

Mestre de profesión, que inicia na vila de Lubián, onde se fala galego, coma noutros lugares da vella Seabra, e que tanto promoveu facendo alí escola, sendo aínda mozo participa na creación de grupos de teatro como Matamoura (1976) ou Mua (1981), en Cangas, onde desenvolve funcións diversas, amais de traballos necesarios na montaxe e recollida de aparello escénico. Nesas dúas denominacións (sendo Mua troula ou foliada) abrollan inquedanzas que o acompañan ao longo dos seus días, coma o cariño pola lingua e pola colleita léxica, ou a teima en recuperar fitos e feitos dunha vila moi marcada pola invasión turca de 1617. Lembremos a súa implicación, con Camilo Camaño, Henrique Harguindey e outras persoas, na peripecia para reconstruír a Capela do Hospital, que hoxe reloce na Alameda Nova. Igualmente lembramos un traballo magnífico sobre teatro e festas populares que titulou O entrudio e outras festas de inverno en Lubián (1985).

Con Matamoura e Mua, Pazos inicia unha longa traxectoria como actor ou director, que terá continuidade en Teatro de Ningures, compañía que axudou a crear e que tanto aloumiñou nos anos primeiros, coa complicidade de Casilda García, Pepa Barreiro, Antón Lamapereira... Como facedor de versións e arranxos textuais que constitúen a cerna literaria do espectáculo teatral, niso que chaman dramaturxia, realizou traballos memorables, coma o que conforma coa novela de Suso de Toro, Tic-Tac, e co que Ningures creará un excelente espectáculo homónimo en 1995, dirixido por Etelvino Vázquez. Nas súas traducións, e moitas fixo, sempre abrolla unha dramaturxia, pois tiña moita sabedoría para adaptar os textos aos contextos, moi especialmente na recreación de rexistros lingüísticos precisos. Como mostra dese quefacer, a tradución magnífica de Exercicios de estilo, de Queneau, que partilla con Henrique Harguindey, e publica Xerais en 1995. 

En 1996 promove desde Teatro de Ningures unha coprodución co Centro Dramático de Viana do Castelo para a escenificación de Terra de Lobos, interesante espectáculo que contou coa dramaturxia de Antonio Torrado a partir dun relato de Méndez Ferrín (en Arraianos) e dirección de José Martins. Daquela iniciativa deriva a creación dun foro de análise e debate de políticas teatrais que o Pazos potencia como Concelleiro de Cultura en Cangas. Aqueles encontros, que se chamaron TeatraGAL, xuntaron moitas xentes de teatro de Galicia e Portugal en Cangas e Viana, e permitiron introducir en Galicia debates sobre necesidades urxentes do teatro noso como unha escola superior de teatro ou as compañías residentes, aínda por facer. Na creación desa escola, hoxe a ESAD de Galicia, Pazos colaborou de forma moi activa, pois sendo deputado trasladou esa necesidade ao Parlamento autonómico, cando Celso Currás Fernández era o Conselleiro de Educación, quen finalmente asina o decreto de creación un dous de xuño de 2005. 

Unha das iniciativas máis destacadas a prol do teatro e da súa memoria foi a creación do Fondo Teatral María Casares na Biblioteca Pública de Cangas, na que participa activamente, pois contou con doazóns procedentes de Teatro de Ningures e da Revista Galega de Teatro, para a que tamén traduciu pezas e escribiu todo tipo de crónicas, recensións ou críticas. Velaí unha iniciativa ben relevante, se pensamos no cariño con que se coida o patrimonio teatral en todo o mundo, e que en Galicia semella non existir para as castes que gobernan. Así, cabo da praia da Rodeira temos un marco para a investigación teatral, un dos moi poucos do país. Pois obras son amores, e non palabras vacuas, banais, luídas. Grazas, amigo da alma, por tanto. 

María Soliño

Gañamos un político honesto, exemplar e cabal, a costa da literatura, pois Xosé Manuel Pazos foi abandonando unha das súas paixóns primeiras, a creación dramática e poética, co seu retorno último á escena política. Con todo, en 1990 viu cumprido un desexo moi querido, a escenificación dun texto seu dedicado a recuperar a historia de María Soliño, motivo literario que el conforma e que presenta Teatro de Ningures, con dirección de Etelvino Vázquez e con Casilda García no rol principal. O texto, exemplo de drama documental, foi publicado pola Revista Galega de Teatro en 1998.

Tamén é autor da recreación dramática doutro acontecer tráxico, O desembarco dos turcos, feito histórico que será causa de moitas desgrazas, entre elas os padecementos todos de María Soliño. Desde 2009, data da estrea con Teatro de Ningures, o texto foi obxecto de novas revisións e varias montaxes escénicas, as últimas co nome de A defensa da vila, onde se inclúe a paixón e morte da muller que tan ben cantou Celso Emilio, e na que participa moita veciñanza. Un evento que pode e debe converterse nun fito cultural en toda Galicia polo seu valor histórico e polo seu capital simbólico; ocasión para lembrar por sempre a un home de ben, bo e xeneroso.